Cómo conseguir objetivos y trucos para lograrlos - Eki - asesoría
752
post-template-default,single,single-post,postid-752,single-format-standard,bridge-core-2.0.6,ajax_fade,page_not_loaded,,qode_grid_1200,footer_responsive_adv,qode-content-sidebar-responsive,qode-theme-ver-19.3,qode-theme-bridge,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.4.2,vc_responsive
lograr objetivos

Cómo conseguir objetivos y trucos para lograrlos

cómo conseguir objetivos y trucos para conseguirlos
robby-mccullough-dTS-ioQbPn0-unsplash

Seguramente te ha pasado alguna vez llegar a una situación problemática en la que no has logrado conseguir el objetivo que te habías marcado y te has preguntado: “Pero ¿cómo es posible que me esté pasando esto? ¿Cómo he llegado a esta situación? ¿Dónde está el objetivo que quería y no he logrado? En este artículo te voy a hablar cómo conseguir objetivos y de unos trucos para lograrlos.

Parece una pregunta retórica, pero no: tiene respuesta. Hay una manera de saber cómo hemos llegado a un problema y hasta se le puede poner tiene nombre, este sería: “Lingchi o la muerte por mil cortes”.

Lingchi o la muerte por mil cortes.

Lingchi es un método de tortura  y ejecución a muerte que se practicaba en China hasta el siglo XX (se abolió en 1905) que consiste en atar al reo (y darle algo de opio lo que facilitaba mucho las cosas) e irle practicando pequeños cortes en todo el cuerpo durante varias horas o días hasta que finalmente moría.

La metáfora sirve para explicar que los grandes problemas de la vida no llegan por una gran decisión equivocada, sino que llegamos por la acumulación de pequeñas decisiones y problemas que hemos dejado sin resolver y que se mantienen inconclusos en el tiempo. Al final, esta acumulación de pequeñas situaciones aparentemente inocuas se transforman en un problema que afecta a la totalidad de la existencia y nos damos cuenta de que estamos muy lejos del objetivo al que queríamos llegar. Que nos encontramos inmersos en un problema del que no sabemos salir y nos preguntamos: “Pero, ¿cómo he podido llegar aquí?”.

Si sabemos que el Lingchi es el causante de esta situación podemos ser capaces de identificar estos pequeños errores, malas decisiones, problemas que no afrontamos o no resolvimos en su día. Es todo un ejercicio de lucidez y consciencia tomarse el tiempo para descubirr la cadena de decisiones que nos han llevado a la situación actual. Y de sinceridad con nosotros mismos, claro.

Es fundamental darnos cuenta de que lo que hagamos ahora mismo es lo que va a llevarnos a una situación deseada o a otra que no queremos y que no tenemos ni idea cuál puede ser.

Como pequeña guía para hacer este ejercicio de revisión te puedo decir cuatro formas de actuar que se pueden identificar como “pequeño corte”, cada vez que caigamos en una de ellas, estamos empezando a sangrar y a desviarnos del futuro deseado.

Primer corte: La Procrastinación.

Primer corte: La Procrastinación, o sea, dejar las tareas que nos requieren más esfuerzo “para luego” y hacer lo que nos resulta más fácil (o no hacer nada). Esto tiene consecuencias importantes como es perder un tiempo valioso en la vida. Por ejemplo, conocí a una persona que era delineante, trabajaba en un estudio de arquitectura. Su sueño era trabajar como arquitecta y siempre decía que iba a empezar a estudiar la carrera universitaria. Cada año, en el mes de matriculación le pasaba algo: un año un mal momento económico, en otro año se iba a casar, al siguiente nacía un hijo… pasaron 10 años y seguía trabajando como delineante. Y claro, un día se preguntó: “¿Cómo es posible que siga en el mismo puesto que hace 10 años?” La respuesta es clara: Procrastinación. El tiempo que se va, no regresa.

El procrastinar hace que se pierdan oportunidades importantes. Siguiendo con mi amiga delineante, ella tuvo oportunidad de ser socia en el estudio de arquitectura donde trabajaba si hubiera conseguido el título. Eso la motivó un tiempo, pero no consiguió empujarle a matricularse en el siguiente plazo. Dejó pasar la oportunidad. Y no es que sea la única de la vida, siempre hay posibilidades y oportunidades, pero si se es procrastinadora sin ser consciente de ello, se dejará pasar la siguiente ocasión y la siguiente y la siguiente…

Y el problema es que la procrastinación está directamente unida a la falta de disciplina y establecimiento de hábitos que son imprescindibles para conseguir llegar a un objetivo.

Y no solo eso, sino que también ataca la autoestima ya que la persona procrastinadora sufre por no ser capaz de hacer lo que sabe que tiene que hacer. Cuando pasaba el plazo de la matrícula para empezar arquitectura mi amiga sufría y se desesperaba y me decía: “¡Es que soy un desastre!” Y esta baja autoestima sabotea las habilidades y la confianza en una misma lo que impide tomar la decision correcta que suele ser la que implica actuar, que es lo que menos desea hacer una persona procrastinadora.

Segundo corte: La Duda.

Segundo corte: La Duda. Ante un objetivo que se desea conseguir ¿Te has dicho alguna vez?: “No seré capaz de hacerlo” “Hay otros mejores que yo” “¿Cómo me voy a arriesgar si no tengo ninguna posibilidad?”.

La duda hace que nos detengamos ante la acción necesaria para conseguir un objetivo. La mente hace que el cuerpo se detenga. Pero si la mente tiene claro que hay que actuar, podremos ir avanzando. Se trata de conocer cómo la duda se infiltra en nuestra mente y nos paraliza. Es entonces cuando debemos reconocerla y seguir adelante a pesar de ella.

Para reconocerla podemos analizar las razones por las que la mente genera la duda y así reconocerla cuando aparezca y pasar por encima de ella.

  • Razón 1: La falta de experiencia: evidentemente es una razón real, pero hay que pasar “por encima” ya que si no actuamos, nunca llegaremos a tener la experiencia que necesitamos. El ejemplo claro es el primer año de tener carnet de conducir. Da miedo salir a la carretera porque somos inexpertos, pero si no salimos, nunca llegaremos a dominar el coche. Y está claro que no hay otra salida que ponerse al volante y hacer los kilómetros necesarios para conseguir soltura conduciendo.
  • Razón 2: Un error pasado que no se quiere repetir. Estamos en primer año de conducir y tenemos un pequeño golpe, o un mal aparcamiento. Dejar el coche aparcado por miedo a que vuelva a ocurrir es un buen ejemplo de este “pequeño corte”. Es imprescindible darnos cuenta de que lo que ocurrió un día no tiene porqué volver a pasar. Debemos superar esta parálisis para seguir adelante en el proceso.
  • Razón 3: La autocrítica: Nosotros mismos podemos ser nuestro peor enemigo. El miedo y la duda puede hacer que nos queramos convencer de que “no somos lo suficientemente bueno, que no estamos preparados,  que debemos seguir aprendiendo antes de actuar”. Y dejar que esta voz interna tome el control y nos paralice es un grave problema que debemos identificar cuanto antes y dejar de “escucharnos” cuando reconozcamos esta voz en la mente.
  • Razón 4: ¿Se trata de suerte? Puedes pensar que el objetivo soñado llegará en un golpe de suerte, y no por trabajar en conseguirlo y en desarrollar las habilidades y capacidades necesarias.

Pero debemos tener claro: la suerte debe caer en terreno abonado por haber perfeccionado las habilidades, el hábito y el trabajo ya hecho. Si no, es como plantar una semilla en un terreno sin arar. Puede crecer la planta, pero nunca será igual que si cae la semilla en un terreno arado, abonado y que se riegue con frecuencia.

  • Razón 5: El entorno. Se dice que “Somos la suma de las cinco personas más cercanas que tenemos”. Si estas personas dudan de nosotros, dudaremos; si estas pesonas demuestran confianza en nosotros,  confiaremos en nosotros mismos. No es necesario que lo digan expresamente, esta información la absorbe la mente inconsciente a través de comentarios, actitudes, gestos de los que igual no somos conscientes pero actuamos en función de ella. En conclusión: rodéate de personas que sean positivas, que confíen en ti y en tus capacidades.

Tercer corte: La Pereza.

Tercer corte: La Pereza. Ante un objetivo que se nos presenta siempre tenemos dos sentimientos contrapuestos: uno que nos lleva a actuar de forma inmediada y nos genera entusiasmo para empezar y otro que nos pide que sigamos en la inercia de siempre y no gastemos energía. Este último es la pereza y depende de cómo la manejemos podremos avanzar a pesar de ella.  Si estamos invadidos por la pereza intentaremos esquivar todas las actuaciones que generen esfuerzo tanto físico como mental. Por ello, para una persona perezosa es muy dificil conseguir un objetivo.

Debemos saber que de forma inconsciente estamos programados para conservar la energía. Mantenemos el instinto de conservar la energía, pero eso era útil cuando la podríamos necesitar en cualquier momento para salir corriendo si nos atacaba otro animal. Cuando los humanos vivían en cavernas no necesitaban hacer ejercicio, toda su vida era una tabla de gimnasia contínua y por ello aprovechaban cualquier momento para descansar y generar una reserva energética.

Pero ahora ya no necesitamos esta reserva (de hecho nos sobra muchas veces) aunque mantegamos en el cerebro reptiliano la orden de no gastar energía si no es necesario. Por tanto, es importante darnos cuenta de que si nos dejamos llevar por la pereza ante una acción necesaria para conseguir un objetivo, nos estamos manejando con el cerebro que utilizábamos hace millones de años y compartimos con el resto de los animales del planeta y no por el neocórtex que es lo que nos hace diferentes y caracteriza al ser humano.

Para pasar a través de la pereza es importante saber cuál es el propósito que nos mueve en la vida, porque eso nos hará ponernos en marcha, a pesar de la inercia de mantenernos quietos. El entusiasmo podrá con la pereza.

Cuarto corte: El Miedo.

Cuarto Corte: El Miedo. Es la gran emoción que no podemos atravesar fácilmente. El miedo se disfraza de muy buenas razones para no actuar. Seremos nosotros los que nos contemos historias de terror de todo lo que puede salir mal si nos equivocamos y serán los demás los que apoyarán el quedarnos quietos, en el mismo sitio de siempre. 

Tenemos pánico al fracaso, porque lo tenemos asociado con el final. Es nuestra cultura: “Hizo esto y al final le salió mal”. Pero, ¿qué es el final? En mi opinión el final es la muerte, y punto. Todo lo demás es vida y tiene diferentes etapas y momentos. Es importante saber que incluso las personas que tienen éxito de forma objetiva han tenido sus fracasos y han seguido adelante. No ser capaz de logar una meta es el riesgo inevitable de alcanzar esta meta. Incluso haciendo todo bien, puede pasar que no se logue el objetivo. Y eso es así, está bien. No debemos dejar de actuar porque todo lo que nos propongamos no salga bien. La idea es no dejar de buscar, de actuar, de vivir en definitiva.

También se puede tener miedo al éxito: miedo a los cambios que implicaría y ante el pánico de no saber gestionarlos se deja de actuar. Tal vez mi amiga delineante también tuviera miedo de pasar de asalariada a socia y tener que tomar decisiones importantes. De tener que defender proyectos importantes. Y eso paraliza como lo que más.

El miedo es un capítulo muy importante a la hora de hacer cambios y tomar decisiones por lo que le dedicaremos un articulo dedicado en exclusiva a hablar de ello. 

Tenemos ya unas cuantas pistas para poder contestar a la pregunta de, los pequeños pasos del camino que te han llevado a esta situación. Y para volver al objetivo inicial nada mejor que un plan de acción.

Basado en «Cómo establecer objetivos con los métodos Kaizen e Ikigai» de Marcus Sullivan.



686 974 997