Tiempo de cambios e incertidumbre en la empresa - Eki - asesoría
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Tiempo de cambios e incertidumbre en la empresa

Marzo de 2020, en cualquier empresa de este país se trabaja con normalidad.

Noelia es desarrollado web en una empresa de markenting y personal branding. Está terminado dos webs que tiene en agenda y espera poder hacerlo antes de que lleguen las vacaciones de Semana Santa, para irse tranquila. Este año tocan en abril: «Mejor», piensa, «Así me dará tiempo a terminarlas, presentarlas y no recibiré llamadas molestas durante los cinco días que me voy a Cádiz». Se relame de gusto solo en pensar en la arena de Cabo de Gata y una cervecita en el chiringuito de la playa. «Venga ¡a trabajar!» se anima «Que si no, no termino».

En las noticias se oye hablar mucho de Wuhan, de Italia… «Puf», piensa Fede, «Menudas cosas les pasan a estos…, menudo lío, esto en España es impensable», y sigue haciendo el pedido para la semana. Este fin de semana tiene dos mesas de 20 reservadas para el sábado y está haciendo encaje de bolillos con la disposición de las mesas, para que quepan lo más holgadamente posible… pero que quepan, tendré que contratar un par de camareros de apoyo para el finde…»

Arancha repasa la agenda, tiene más citas que el mes anterior, «Parece que el centro de estética ya está arrancando…» se dice. Desde que abrió hace 9 meses no ha dejado de repasar la agenda y este mes empieza a ver más citas que huecos en blanco. Está contenta y respira con alivio. Parece que no se equivocó al dejar su trabajo en una franquicia de estética y abrir su propio centro. «Pequeño y de trato familiar», como le gusta decir a ella. «El 19 de marzo es festivo… ¿cierro el 18 también y me tomo un par de días de descanso? Me vendrían muy bien…», se pregunta.

Llega el 14 de marzo, por sorpresa y de repente el mundo cambia. Noelia sigue trabajando desde casa, aunque se queda sin vacaciones en Cádiz, evidentemente. Fede cierra el restaurante el domingo, pero las dos cenas del sábado se cancelan y se queda con el pedido de productos presionado en el congelador, lo que ha podido meter y Arancha tendrá que pasar meses en casa hasta que pueda volver a su centro y hojear la agenda de nuevo.

Y ¿mientras tanto? ¿Qué ha ocurrido en sus negocios, en sus vidas?

La parálisis, el ERTE en el restaurante de Fede, el teletrabajo de Noelia y el Cata para Arancha. Nuevos escenarios, nuevas situaciones para las que no teníamos ninguna referencia ni sabíamos cómo actuar.

Esto ha sido así en todos los ámbitos: para las personas contratadas, que han pasado por un calvario al entrar en ERTE y no saber cuándo ni cuánto iban a cobrar a final de mes, para las empresas con trabajadores, que han tenido que preparar un ERTE por primera vez en su vida, para empresas y profesionales en régimen de Autónomos, que tenían que solicitar la ayuda a la Mutua, llamada Cata.

Todo nuevo y ¿quién ha tenido que hacer todo esto? En la deriva del artículo me he dejado llevar a mi propio mundo, al de la asesoría y consultoría de empresas. Yo en marzo preparaba alguna demanda, tenía encargos de preparar testamentarías, desahucios… y este año no pensaba en vacaciones de Semana Santa porque la presentación del IVA tocaba en abril, con lo que adiós minivacaciones.

Y llegó la avalancha: primero los ERTES, que cayó como una losa en el departamento laboral y nos cayó a todos, claro, porque había que ayudar a preparar formularios, rellenar hojas excel, envíos telemáticos imposibles a webs oficiales atascadas durante días…

Después las solicitudes de Catas a las pequeñas empresas y profesionales, más formularios, más envíos telemáticos, más peticiones de datos a los clientes.

Y la clientela, claro. Todas las personas desorientadas, sin financiación, sin ingresos, pidiendo ayuda y ayudas:¿Qué hago? ¿Qué pido? ¡Pídeme todo lo que se pueda!.

¿Vacaciones de Semana Santa en la playa? No es que no se hayan podido hacer, es que han sido los días de trabajo más ocupados, estresados y terribles de nuestra vida laboral: llenos de incertidumbres, cambios a última hora y páginas webs atascadas.

Pero dejemos nuestra queja, volvamos a la clientela, que es lo importante. Como decíamos, este es un tiempo de cambios.

Julio 2020. Las empresas han vuelto al trabajo, ya se va volviendo a la «normalidad», palabra maldita ahora mismo. Se mantienen ERTES pero también se están incorporando trabajadores al trabajo, se siguen cobrando la Cata pero no todos… el horizonte de recuperación se mantiene en el 30 de septiembre, en que se acabarán las ayudas y los ERTES.

Noelia sigue trabajando desde casa, aunque pasa varios días a la semana en la oficina. Está agotada física y mentalmente, no ha dejado de trabajar aunque su contrato se ha reducido a media jornada, pero media jornada en teletrabajo… es una jornada y media en realidad. No puede hablar de ello con su pareja, que trabaja en el hospital ¡cómo va a quejarse del estrés del teletrabajo a un sanitario!, pero lo tiene claro, en agosto a Cádiz como sea, sí o sí.

Fede ha abierto el restaurante. Tiene suerte de que cuenta con un patio interior al que antes no le prestaba atención. Lo ha limpiado, pintado, acondicionado y puede tener 5 mesas con las medidas de seguridad obligadas. Algo es algo… aunque no ha podido mantener a los trabajadores ni contratar los que suele tener como refuerzo en verano, claro.

Arancha ha abierto el centro con todos los elementos de seguridad obligatorios: geles, mascarillas, citas espaciadas entre las clientas… está trabajando, da gracias por ello, pero nada que ver con la curva ascendente de primavera. Mientras se mantenga en una línea recta puede sentirse satisfecha.

La incertidumbre es la principal acompañante de las empresas ahora mismo. No sabemos qué ocurrirá ¿nos iremos incorporando poco a poco a la vida normal? ¿Aumentarán exponencialmente los brotes y llevará a una nueva oleada, a un nuevo estado de alarma y a un nuevo confinamiento? ¿Mantendré viva la empresa el año que viene a estas fechas? Este es un momento muy difícil para cualquier persona, tanto si vive con un salario como si es titular de un empresa o despacho profesional.

Con la apertura de los centros de trabajo habido sorpresas en estos meses. Empresas que habían empezado bastante precariamente y con pocos ingresos han tenido un incremento de facturación espectacular. No solamente las empresas relacionadas con el sector de la alimentación, por ejemplo. Estoy pensando en una emprendedora que el año pasado abrió un lavadero de coches y caravanas. Ha ido renqueando hasta que abrió en mayo de nuevo. Desde entonces se le han multiplicado los servicios, ahora todo el mundo quiere tener un coche limpio y desinfectado. Es un nicho de clientela que hasta hace unos meses no existía y ella está allí para atenderlo.

En general, tengo que decir que mis clientes (mujeres, sobre todo) están siendo valientes y está trabajando. De hecho, hemos dado de alta como empresas a varias emprendedoras en estos meses y eso da mucha satisfacción. Es un valor importante la valentía y la confianza en una misma para empezar un negocio.

Espero que esto sea la tónica general y podamos decir que estamos volviendo a la normalidad, la que sea, a fuerza de valentía, de trabajo, de pensar en positivo y de tener confianza en las propias habilidades y posibilidades.

Y espero poder estar al lado, ayudar, apoyar a todas estas personas en su actividad diaria, porque tengo que decir que me siento orgullosa de poder hacerlo, de que me hayan elegido para acompañarlas en este momento.

Va por ellas. ¡Salud y fuerza!

Photo by Toa Heftiba on Unsplash



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